La cocina es un espacio vital en una casa. Por humilde que sea la unidad familiar, todas las casas están provistas de un lugar destinado a cocinar, incluso una choza. Algunas cocinas son grandes, espaciosas, equipadas con una serie de electrodomésticos que no se usarán más que en ocasiones muy concretas. Otras mucho más pequeñas y acogedoras están diariamente desarrollando la creatividad de algún miembro de la familia.
Es en la cocina donde se debería de “fabricar” gran parte de la salud de nuestra sangre, además de servir de centro de reunión cuando hay alguna celebración.
Cocinar es, para muchos, una actividad lúdica, mientras para otros es sumamente cansina al no saber qué realizar o cómo combinar los diferentes ingredientes. A veces por pereza o falta de tiempo, o simple desinterés, optamos por comprar productos perfectamente envasados, procesados y ya cocinados. Pero si nos organizamos debidamente, no es misión imposible.
Vital: empezar por dejar de comparar meros comestibles y sustituirlos por alimentos que realmente nutran el organsimo. Concretamente me refiero a semillas, legumbres, granos integrales, pseudocereales, en definitiva, alimentos vivos.
Si nosotros plantamos una legumbre, saldrá una planta, lo mismo pasará con un grano de arroz integral, o una pipa.
Si además se guardan en botes de cristal tendremos auténticos aportes “de vida” que pueden decorar nuestra cocina.
Con ellos, vegetales frescos y de temporarda –que puedan adquirirse fácilmente durante la semana– especias y condimentos, ya tenemos una buena base y suficientes recursos para un desayuno apetitoso, una comida consistente
o una cena frugal, siempre y cuando le añadamos un ingrediente indispensable: ganas, amor, y un toque de creatividad.
Evidentemente facilita muchísimo el tener un espacio ordenado y debidamente equipado, ¡pero no es el todo!. La limpieza, indispensable.
La actividad de cocinar relaja a muchas personas. ¿Y a ti? ¿Te has dado la oportunidad de crearte salud 3 veces al día en este espacio vital de tu casa?